SETELAI
Pensar bien para vivir bien, un camino integral. Itinerario Espirtual para el Sentido de la Vida y el Desarrollo Humano Integral buscando el equilibrio biopsicosocial, al través del desarrollo de Escuela para Padres.
miércoles, 4 de junio de 2025
Jn17,1-26
martes, 22 de junio de 2021
Caminos a través de la depresión: Insatisfacción con uno mismo.
Una raíz de la depresión se afianza en el sentimiento de estar insatisfecho con uno mismo. Se tiene la impresión de valer menos que los demás. El ser depresivo se desvaloriza a si mismo; en la comparación con los demás, se rebaja y también se siente preterido por otros. Muchos depresivos se maldicen a si mismos porque son "vagos" y no rinden nada. Reconocer que se es depresivo resulta difícil para muchos. Y, sin embargo, solo será posible una terapia si reconocemos que sufrimos esta enfermedad.
En la Biblia esta la imagen del melancólico rey Saul que es sanado de la depresión por el efecto curativo de la música. Los santos padres el siglo I confiaban en que cantar salmos ahuyentaba los sentimientos de tristeza y llenaba de alegría al cantor; la buena música penetra en el ser humano y en sus emociones de un modo que puede aclarar sus sentimientos tenebrosos y transformar estados de ánimo depresivos. La depresión de Saul es agresión reprimida, que se manifiesta con toda violencia. Saul ha anhelado siempre el amor, pero a reprimido su propio lado amable. Siempre quería imponerse, suponiendo erróneamente que así se haría querer. Su falta de sentimiento de autoestima no permitió a Saul reconocer que anhelaba amor, prefería ser admirado como rey.
En nosotros existe una fuente de amor, si nos dirigimos a ella y nos nutrimos de ella, esta acción repercutirá positivamente en nuestra depresión. No necesitamos ganarnos el amor, esta en nosotros. Desde la fuente interna del amor, debemos dedicarnos a nuestro lado doliente, la depresión. No debemos luchar contra la enfermedad, de lo contrario, nos perseguirá para siempre. El depresivo anhela ser amado, sin tener que rendirse ni ganarse el amor. El lado depresivo siente el amor en sí, pero necesita una alianza de amistad para que no se pierda, por tanto se trata de manejar afectuosamente la depresión, trabar amistad con ella, entonces nos llevará a la fuente del amor que brota en nosotros por debajo del poder triste y oscuro de la depresión, para renovarnos desde el fondo.
Las personas depresivas llevan en ellas un anhelo de amor particularmente profundo, siendo niños experimentaron con frecuencia una carencia afectiva lo cual conduce a que lo entreguen todo para atrapar algo de amor, pero cuanto mas se entregan con su amor, sin tener la sensación de recibir algo a cambio, mas vacíos y agotados se sentirán, si se les dice que Dios los ama, es cierto que lo escuchan, pero no son capaces de creerlo de corazón. El sufrimiento de muchas personas depresivas consiste en que llevan dentro un anhelo insaciable de amor, pero al mismo tiempo tienen que hacer la experiencia de que su anhelo de amor jamás se cumplirá. A mayor intensidad de su anhelo de amor, mayor será el sufrimiento por su carencia. Cuanto mas depresiva sea la persona, menos probabilidades tendrá de que se ponga atención afectuosa en ella.
Jamás existirá la persona
jueves, 5 de septiembre de 2019
Caminos a través de la depresión: Huida del duelo.
La perdida ofusca nuestro corazón, no obstante, en medio de la oscuridad podremos comprender en verdad quienes somos, que Dios en persona vive en el fondo de nuestros corazones con su esplendor, que da a su vez, esplendor a nuestras vidas. La noche, con su oscuridad, es una imagen de la depresión. los jóvenes, del relato, sienten temor ante la oscuridad de la noche. Si se hace la noche en el alma, uno casi no podrá soportarse así mismo. El depresivo necesita a una persona que le acompañe hacia la noche, que no sienta miedo ante la oscuridad de su corazón. La persona depresiva necesita a alguien que se quede junto a ella en medio de su temor y su confusión interna por los sentimientos depresivos. La depresión tiene que integrarse bajo la bendición de Dios, entonces se transforma.
El modo en el que Jesús reacciono ante los dos jóvenes depresivos podría ser una imagen de la conducta del terapeuta o del padres espiritual ante las personas depresivas. Pero es también una imagen de cómo el depresivo debe relacionarse consigo mismo. Necesita a otras personas para salir de su depresión . Tiene que ser capaz de hablar de sí mismo y de sus experiencias para que su modos de ver pueda cambiar en la conversación con los demás.
El primer paso consiste en ver su vida bajo una nueva luz. Una característica esencial de la depresión, es que el mundo y todo lo que lo rodea se va distorsionando. Algunos se sienten responsables de todo. Muchos depresivos sienten que todo se ha confabulado en su contra y que ha recaído una maldición sobre sus vidas: nos hemos esforzado tanto, dicen, peo nada ha tenido sentido. Han ido a la Iglesia, pero Dios no los ha escuchado. No encuentran ninguna salida de esta visión exclusivamente negativa de la vida. Jesús nos enseña como primer paso de la curación que debemos cambiar nuestro modo de ver las cosas mediante la lectura de las Sagradas Escrituras.
Los depresivos suelen leer la biblia en cierto sentido, con unas gafas oscuras. Mediante la lectura de la Biblia se sienten confirmados de su visión negativa según la cual, Dios los ha castigado y ellos mismos son culpables de su estado, porque han atentado contra los mandamientos de Dios. El depresivo necesita un acompañamiento como Jesús, que le revele el sentido de las Escrituras.
El segundo paso importante consiste en que la persona depresiva se mantenga consigo misma. Precisamente por la noche, cuando todo esta oscuro en ella, tienen que entrar en su casa, en la casa de su corazón, para quedarse consigo misma. No debe abandonarse. Y debe rogar a Cristo que entre en ella y se quede con ella.
El tercer paso de la sanación se manifiesta en el hecho de que, el depresivo, tiene que romper con su modo de ver las cosas y las pautas con las que ha vivido hasta ahora. Una causa esencial de la depresión consiste en los puntos de vistaque no corresponden a la propia realidad. Hay muchas ilusiones que la persona depresiva tiene que quebrantar. El quebrantamiento causa dolor. Pero solo así estará abierta para una nueva visión de su vida y en definitiva, para Dios. El sentido último de la depresión consiste en abrirse para Dios. El quebrantamiento de nuestras ilusiones resquebraja también la coraza que nos hemos construido a nuestro alrededor. Así me abriré para mi verdadero yo, para la imagen original y genuina que Dios se ha hecho de mí.
El método terapéutico que Jesús aplico a los jóvenes de Emaús corresponde, aproximadamente, a la forma en la que la terapia cognitiva conductual trabaja con los clientes depresivos. Esta forma de terapia aborda la visión negativa del mundo y las distorsiones lógicas inherentes de la visión que el depresivo tiene de la realidad. Intenta no desvalorizar la argumentación de los clientes depresivos, sino que la acoge y la dirge cuidadosa y afectuosamente hacia una visión mas positiva del mundo.
El paciente depresivo se considera inadecuado e incapaz, procesa todas sus experiencias de forma negativa y cree que sus dificultades actuales perdurarán para siempre.
Este método terapéutico consiste en desenmascarar el esquema de pensamiento depresivo y sustituirlo por una visión mas positiva. A partir de una visión transformada, no queda lejos el paso hacia otra actuación. Si la depresión se interpreta bajo la luz de la Biblia como una oscuridad que Dios me ha exigido a modo de prueba, entonces podre manejarla de otro modo. Entonces no me condenare por mi depresión, sino que la entenderé como mi travesía hacia la luz
lunes, 20 de mayo de 2019
Caminos a través de la depresión. Ciego ante el mundo que nos rodea.
viernes, 17 de mayo de 2019
Caminos a través de la depresión. Bloqueo psiquico y físico
Las personas afectadas por sentimientos de culpa necesitan un ritual para superar sus resistencias contra el perdón. Dicho ritual puede ser la confesión, capaz de ayudar precisamente a las personas depresivas para que se perdonen también a sí mismas. Solo después de la promesa del perdón de los pecados, Jesús presta atención al síntoma de la parálisis. Como primer paso, Jesús ha prometido algo al paralítico. En el segundo paso, le ordena que se ponga de pie, recoja la camilla y se marche a casa. Con sus palabras vigorosas, pone al enfermo en contacto con su propia fuerza. A veces, es bueno no escudriñar demasiado en las causas o en los diferentes sentimientos de la depresión y evitar seguir dando vueltas a su alrededor. Se necesita una palabra que rompa el circulo vicioso de la depresión, una palabra que impulse a actuar.
El enfermo ha de tomar su camilla en brazos y llevársela con él. La camilla es la imagen de su depresión. La depresión seguirá acompañando al enfermo. Pero no volverá a atarlo a la cama. Se llevara su depresión bajo el brazo, la tratará afectuosamente. Pero no dejara que ella decida nada más.
Las personas depresivas están alienadas en sí mismas. No se sienten a sí mismas. Están muy intranquilas y, sin embargo, paralizadas. No tiene paz consigo mismas, sino que se sienten indecisas. El depresivo debe vivir en si mismo. Tiene que soportar que la depresión viva también en su casa. Ha de convivir con ella. Entonces ya no lo dominara más.
El primer paso terapéutico para el manejo espiritual de la depresión consiste en que creamos que nosotros somos aceptados por Dios, somos queridos por Dios con todo lo que hay en nosotros. La experiencia del perdón nos invita a perdonarnos a nosotros mismos. El perdón de Dios requiere para lograr mas eficacia, que nos perdonemos a nosotros mismos. Si algo ya ha pasado, déjalo pasar. Dios te ha perdonado. Así que deja tú también de pensar sin cesar en porque lo hiciste. Y deja de condenarte. Ya paso, esta enterrado. Déjalo estar bajo tierra. Deja de utilizar tus sentimientos de culpa como pretexto para no tener que soportarte a ti mismo.
El segundo paso terapéutico para el manejo espiritual de la depresión consiste en despertarnos una y otra vez, levantarnos con nuestra depresión y permitirnos emprender con ella el camino, es decir, el camino hacia casa, hacia nosotros mismos. A través de nuestra depresión, que con frecuencia se posa como u tupido velo sobre nuestra alma, queremos penetrar hasta nuestro núcleo interior, en el que estamos sanos y salvos y donde dejamos de estar infectados por la depresión. Realizar caminatas, practicar el trote o realizar cualquier otra actividad física o deporte es una buena profilaxis. Cuando me desgasto físicamente y sudo, entonces me siento a mi mismo. Y la respiración se hace más profunda. Si me siento, no estaré deprimido. Por eso, una buena ayuda contra las depresiones consiste en salir al aire libre y moverse.
lunes, 29 de abril de 2019
Caminos a través de la depresión. No soportarse a si mismo
Para aceptarla la primera acción o paso sería concederle permiso para que la depresión pueda existir y reconocer de una vez por todas que se padece de esta enfermedad. La persona que acepte esto e integre la depresión en su vida también confiara en la comunidad humana. Quien odia la depresión sera perseguido siempre por ella. Tenemos que reconciliarnos con nuestra depresión e integrarla en el camino de nuestra vida.
Toda enfermedad tiene un sentido especial, pues cada una es una purificación; solo hay que averiguar de qué lo es. La depresión me limpia de ilusiones que deforman la verdadera imagen que tengo de si mismo, de los enturbiamientos con los que mis progenitores o yo mismo hemos encubierto la verdadera individualidad. Me pone en contacto con la imagen original y genuina que Dios se ha hecho de mi. Causa daño tener que despedirse de la imagen que nos hemos formado de nosotros, de la imagen de un ser siempre fuerte, dueño de sus sentimientos, que hace frente a todos los problemas, que no tiene miedo y domina su vida.
La depresión puede experimentarse como un alejamiento de Dios, como un agujero en el que uno está separado de los seres humanos y de Dios. Sin embargo, también puede conducir hacia una experiencia mas profunda de Dios. En medio de la oscuridad, intuyo algo de la proximidad de otro Dios completamente distinto, del Dios sombrío, al que ya no soy capaz de describir con palabras, pero al que experimento como el Dios misterioso e infinito.
La aceptación de la propia depresión conduce a menudo a una clarividencia interior. La mística habla de la noche oscura del alma y el espíritu. La noche oscura, no es idéntica a la depresión. Sin embargo, cuando asumimos nuestra depresión, puede convertirse en la noche oscura que limpia nuestros sentidos y nuestro espíritu de todas las proyecciones que hacemos sobres Dios. La depresión nos protege de acaparar a Dios para nosotros. Si el mundo exterior esta oscuro para nosotros, dirigiremos la vista hacia el interior. Y allí descubriremos a veces el secreto del yo.
La persona depresiva apenas es capaz de dar por su cuenta el paso de aceptarse así misma, a su depresión, para integrarla en su vida, para no cargarla sino mas bien abrazarla. Al igual que el leproso del Evangelio, necesita a una persona que, como Jesús, se vuelva hacia ella y se quede a su lado, que la sostenga y entre en contacto con ella, a la vez que hace salir a la luz su propia fuerza. Toda depresión tiene también un sentido. Si la rechazamos y nos desestimamos porque somos depresivos, jamas reconoceremos el sentido de nuestra enfermedad. Solo la compasión con la enfermedad podrá transformarla.
La segunda acción o paso, consiste en establecer una relación con nuestra depresión, ponerla ante nosotros, observarla, preguntarle ¿que me quieres decir?¿que mensaje traes para mi?¿que es lo que he pasado por alto en mi vida?¿En que me he exigido demasiado y he sobrepasado mi medida?¿de que imágenes propias debo despedirme?¿que actitudes interiores debería abandonar?, etc.
La tercera acción o paso, es el contacto. Un buen camino para entrar en contacto con la depresión es prestar oído al cuerpo, enfocarse corporalmente para poder percibir la depresión. Mientras mas afectuosamente me adentre en el lugar de mi cuerpo en el que se ha alojado, mas pronto se transformara la depresión.
La cuarta acción o paso: quiero quedar limpio. Dios sí a mi depresión. Acepto mi depresión, me acepto tal como soy y con la fuerza de mi voluntad, entro en contacto con toda la debilidad que experimento en la depresión, pues deseo vivir y no me abandono. No se trata de reprimir la depresión con mi voluntad, sino de entrar en contacto con la depresión a través de mi voluntad, de este modo, a pesar del toda la depresión, sentiré la fuerza que se esconde todavía en mi voluntad. Ella bastará para levantarme ahora y permitir que hoy me decida por la vida.
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Con frecuencia, las personas deprimidas se retraen del resto de los humanos, porque les cuesta mucho aceptarse ya que tienen una autoestima...
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Lc5,1-11 Rema mar adentro.... (Duc in altum....) "Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él...
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