A la luz del Plan Nacional de
Educación PNDE 2016-2026, en su marco de referencia, se entiende groso modo la
educación, como un elemento fundamental para garantizar el goce pleno de los
derechos humanos, que repercute en el desarrollo cultural, social, político y económico
de las naciones, al ser un motor de equidad, movilidad social y fortalecimiento
de la institucionalidad siendo la educación, la herramienta más eficaz para la
expansión de las capacidades en los individuos. La educación debe orientarse
hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su
dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos humanos y las
libertades fundamentales, ella, debe capacitar a todas las personas para defender
y participar efectivamente en una sociedad libre, favoreciendo la comprensión,
la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y entre todos los grupos
raciales, étnicos o religiosos, y promover las actividades de las Naciones
Unidas en pro del mantenimiento de la paz. La educación, es un derecho
fundamental de los ciudadanos, que contribuye a alcanzar todos los demás
derechos humanos y debe ser impulsada por el Estado.
En este gran marco de referencia,
se inscribe la visión del PNDE 2016-2026 cuya intención es que desde la primera
infancia, los colombianos desarrollen pensamiento crítico, creatividad,
curiosidad, valores y actitudes éticas; respeten y disfruten la diversidad
étnica, cultural y regional; participen activa y democráticamente en la
organización política y social de la nación, en la construcción de una
identidad nacional y en el desarrollo de lo público. Se propenderá, además, por
una formación integral del ciudadano que promueva el emprendimiento, la
convivencia, la innovación, la investigación y el desarrollo de la ciencia,
para que los colombianos ejerzan sus actividades sociales, personales y
productivas en un marco de respeto por las personas y las instituciones, tengan
la posibilidad de aprovechar las nuevas tecnologías en la enseñanza, el
aprendizaje y la vida diaria y procuren la sostenibilidad y preservación del
medio ambiente.
A esta visión se vincula el
propósito de la calidad de la educación como una construcción multidimensional.
Ésta solo es posible si desarrollamos simultánea e integralmente las
dimensiones cognitiva, afectiva, social, comunicativa y práctica, de los
colombianos y de la sociedad como un todo. Una educación de calidad es aquella
que propone y alcanza fines pertinentes para las personas y las comunidades en
el contexto de una sociedad en continuo progreso y que la hace competitiva en
el contexto mundial.
Ahora bien, teniendo lo anterior
como un preámbulo, quiero hacer incapie en un carácter que a mi modo de ver, da
empuje y vigor a la intención de la visión que se propone en el PNDE, este
carácter, esta idea primigenia quiero ubicarla como un determinante muy
importante y es el hecho del desarrollo, desde la primera infancia, del
pensamiento crítico, para saber y poder comparar, interpretar e inferir de
forma organizada y sistemática, los conocimientos representativos del mundo en
vista a determinar de forma segura, la verdad de los enunciados para generar
una postura personal conclusiva que se sustenta en la perspectiva y punto de
vista de la información recibida y que propicia la inquietud y la curiosidad,
con el propósito de compartir y expresar los puntos de vista que genera la
asimilación del conocimiento, asumiendo responsablemente por sus posturas
formuladas las implicaciones que estas conllevan.
Este pensamiento crítico es
también un pensamiento objetivo, basado en el compromiso responsable de las
propias ideas manifestadas como creencias individuales en un entorno contextual
determinado y que se enfrenta a la evaluación constante, desde los prejuicios
sociales.
El pensamiento crítico ayuda a
tener claridad en el modo de cómo se expresa una propuesta conceptual, con qué
grado de exactitud y coherencia se hace presente la propuesta y como esta, está
ajustada a los conocimientos y que relevancia tiene en el entorno, relevancia
que se sujeta al nivel de profundidad, análisis, investigación y explicación
racional lógica argumentativa del razonamiento o postura conceptual.
Desarrollar desde la primera
infancia el pensamiento crítico, es fundamentar y poner las bases para
desplegar las habilidades cognitivas de la interpretación, del análisis lógico
y del razonamiento crítico que consiste esencialmente, en el intento de
resolver un problema que pone a pensar para crear ante él una solución, lo cual
conlleva a inferir que, una parte fundamental del trabajo del pensador crítico
es considerar el nivel de repercusión que puede llegar a tener en la comunidad,
pues crear ideas comienza a ser un modo de crear una interpretación sobre el
mundo, y por esto, desarrollar el pensamiento crítico desde la infancia, es
empezar a concientizar gradualmente sobre el papel responsable que se debe
asumir progresivamente dentro de la sociedad.
El desarrollo del pensamiento
crítico, va acompañado por el desarrollo del pensamiento flexible en el cual se
modela la capacidad de adaptabilidad de la conducta y el pensamiento a
situaciones novedosas, cambiantes o inesperadas, constituyéndose, como papel
relevante en el aprendizaje ayudando a crear o asumir la estrategia que conduce
a encontrar respuesta a diversas situaciones y que exige por ende un ajuste en
la conducta.
La flexibilidad en el
pensamiento, ayuda a una rápida adaptabilidad al medio, tolerando los cambios
que se pueden suceder paulatinamente durante la resolución de un problema. La
flexibilidad del pensamiento o pensamiento flexible ayuda a efectuar
fácilmente, la transición de una actividad a otra adecuando el comportamiento a
dicha situación, mirando desde diversas perspectivas la realidad para captar de
ella, aquello que no se percibe con claridad y encontrar fácilmente, varias
soluciones a un mismo problema, tolerando los errores y los cambios de planes,
llegando fácilmente a comprender el punto de vista de los demás y llegar a
acuerdos comunes de beneficio común. El pensamiento flexible está muy
relacionado con la empatía, con la inteligencia interpersonal y con la
inteligencia intrapersonal que confluyen en la inteligencia emocional.
El pensamiento flexible, al igual
que el lenguaje o las destrezas motoras, es una habilidad cognitiva que cuenta
con su proceso de desarrollo y maduración cerebral. La maduración de la
flexibilidad cognitiva que abarca el pensamiento flexible, se completa en torno
a los 20 años de edad, y se empieza a entrenar desde pequeños, poniéndola en práctica
a diario.
La flexibilidad cognitiva depende
del lóbulo prefrontal del cerebro, que es la estructura cerebral que más tarda
en madurar. Se puede observar cómo los niños pequeños quieren las cosas
inmediatamente, les afectan los cambios de rutina y montan rabietas muy a
menudo, esto puede ser debido a que su flexibilidad cognitiva está en plena
maduración y no tienen en cuenta diferentes opciones o alternativas.
Otro acompañamiento para el
desarrollo del pensamiento crítico es el pensamiento estratégico por el cual se
puede estudiar, a través de la comparación de varios modelos, las interacciones
que se desarrollan en estructuras formalizadas de incentivos, contribuyendo a
comprender de forma metódica, la conducta humana frente a la toma de decisiones
y que surge de manera natural al observar y analizar un conflicto en donde priman
intereses contrapuestos, desde un punto de vista racional y donde al
interactuar, se obtienen resultados que de algún modo son totalmente
dependientes de tal interacción.
En el pensamiento estratégico, los
instintos para la supervivencia hacen parte de sus muchos ingredientes, y uno
de sus mayores enemigos es padecido por todos: la trampa de la cotidianidad, de
la rutina que nos distrae y entorpece su adecuada operación, pero frente a
esto, este instinto estimula sutilmente el sentido del criterio que a su vez,
otorga capacidad de reflexión en el cual se involucra el tener claridad sobre
los objetivos, sobre las posibles rutas para alcanzarlos y los recursos
necesarios en cada una de ellas, sobre la interacción de las distintas
variables en la ecuación que se estructura para cada alternativa, sobre cómo
cada acción nos acerca a la meta, así como sobre los riesgos anticipados y las
potenciales consecuencias colaterales, adicionales al resultado pretendido, de
cada escenario posible.
El pensamiento estratégico se
acerca relacionalmente más con la síntesis, de unir los puntos que surgen de la
información y la experiencia y hacer sentido de ellos en conjunto, que del
análisis para identificar tales puntos, por eso, la intuición e incluso los
instintos se integran de forma complementaria a la racionalidad, el
conocimiento académico y los análisis robustos de información, en los procesos
de pensamiento estratégico.
Para desarrollar en la persona la
capacidad del pensamiento estratégico se requiere imaginación, curiosidad,
capacidad de asombro, ser un observador crítico que pregunta y escucha, que se
arriesga a mirar desde varios ángulos para aprender y hacer conciencia de su
entorno y de quienes lo rodean. Se requiere tomar distancia del propio círculo
de influencia para procurar ver el bosque completo más allá de los árboles,
para detectar patrones y relaciones de causalidad, se requiere cierta
irreverencia e incomodidad con el presente, de confianza en la maleabilidad del
futuro y deseo de imaginar desde una visión amplia, y de acoger la
incertidumbre con sus riesgos.
Desarrollar desde la primera
infancia el pensamiento crítico es a su vez entonces, desarrollar el
pensamiento flexible y el pensamiento estratégico en aras de otorgar
herramientas para el pleno desarrollo integral del ser humano con el propósito
ultimo de dar sentido a los acontecimientos y sucesos de la historia, para
ajustarlos plenamente al proyecto humano.
Este es el sentido vital de la educación.
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