Las ideas, la creatividad y la generosidad.
Quiero abordar esta
temática, puntualizando en estos tres aspectos que nos conciernen, como
elementos fundamentales para educar hoy y deseo abordarlas a través de estas
tres preguntas: ¿Que son las ideas?¿Es la educación un acto creativo?¿Que
implicación conlleva la generosidad en la educación? Parecería obvio responder
a estar preguntas, pero vale la pena volver hoy a estos sustratos, que son la
esencia que formaliza en parte el acto de enseñar.
Respondamos a la
primera cuestión, ¿Qué son las ideas?
La idea es el acto más
básico del entendimiento, representa mentalmente el aspecto de la imaginación,
del ideal muy deseable que causa admiración y propósito trascendente, para ser
mantenido en la historia, afectándola, significativa y circunstancialmente, y
surge por medio de una sintaxis emocional coherente, de categorías conceptuales
secuenciales, contempladas y asimiladas reflexivamente con anterioridad, y guardadas
en la memoria, la cual permite retener las experiencias pasadas, dejándolas al
alcance temporal por medio de unas conexiones sinápticas repetitivas entre las
neuronas.
Desglosemos esta
definición de idea.
La idea como acto es lo
que hace ser a lo que es, es decir, aquello que es algo adquiere significado y
significante por lo cual, adquiere identidad que lo define, otorgándole
capacidad de relación conceptual para generar conocimiento. La idea representa,
desde lo profundo de la cognición, un ordenamiento sucesivo de pensamientos
lógicos estructurados, por medio de conceptos adquiridos, que se relacionan
unos con otros. Esta dinámica relacional se nutre de la inquietud y admiración,
y su reacción que genera en la persona, la pregunta existencial es decir, el
que, el por qué y el para qué. Cuando se brinda el espacio en la enseñanza para
estas preguntas es más, cuando se brindan los momentos para generar y proyectar
estas preguntas, se propicia la euforia intelectual que conduce la idea desde
la voluntad hacia una intención, que lo trasciende, que lo supera que lo hace
salir de si y encamina a la persona a ser artífice de su historia, artesano de
ella, afectándola significativamente.
El aula de clase debe
ser el útero donde se engendra la idea, en el aula de clase se ha de producir
el big bang conceptual para construir ideas, es más, para dejarlas fluir
libremente. El aula de clase debe ser ese cause por donde correo el rio del
pensamiento, sin tener miedo a que se desborde, es más deseando su desborde para
que afecte significativamente el contexto y lo transforme otorgándole un nuevo
rostro a la realidad, una nueva imagen. Esta nueva imagen está circunscrita a
la sintaxis emocional coherente, que quiero decir con esto, quiero decir el
modo de combinar y relacionar las emociones consecuentemente con transparencia
y sujetas a la verdad. La idea que surge en el educando proviene de la emoción,
de la alteración del ánimo por la intensidad del sentimiento que se produce,
cuando se recibe como un tsunami por parte del educador el conocimiento. Si el
educador no es apasionado en el enseñar y enseñar para la vida, el educando no
será apasionado en la producción de ideas y conocimiento y es más, en la
aplicación de este conocimiento para la transformación de la realidad.
La pasión, el ardor por
enseñar, por generar y transmitir conocimiento
es un ejercicio reflexivo que surge desde la inquietud, pues es ella la que
mueve el horizonte conceptual sacando de los estados de confort, desacomodando
el intelecto, conduciéndolo hacia nuevos horizontes llenos de aventura. El
educador ha de ser una persona de aventura, de ingenio novedoso siempre nuevo,
que crea y recrea la realidad todos los días.
Respondamos a la
segunda cuestión, ¿Es la educación un acto creativo?
Para responder a esta
pregunta definamos que es creatividad. La creatividad es la capacidad de
generar con destreza y habilidad, nuevas asociaciones entre ideas y conceptos
conocidos, que apoyados en la flexibilidad mental y en el reto de enfrentarse
intelectualmente a algo nuevo, habitualmente producen soluciones originales,
las cuales, se desarrollan como un
proceso mental que nace de la imaginación.
Teniendo esta
definición contestemos ahora a la pregunta ¿es la educación un acto creativo? y
quiero responder desde cuatro aspectos que considero pertinentes.
Primer aspecto, la
educación es un acto creativo, cuando se conduce a la persona a la inquietud y
a la admiración haciéndolo, un sujeto consciente de sí mismo, atento, que se
conoce a sí mismo y es consciente de su realidad, facultándolo para conocer y
manejar las emociones y poder identificar con claridad el problema a resolver,
desde una observación atenta, una búsqueda y una lectura precisa de aquello que
le inquieta y le genera un dato informativo.
Segundo aspecto, la
educación es un acto creativo, cuando se conduce a la persona a la escucha y a
la contemplación de la idea, la cual permite, la inteligibilidad del sujeto y
conduce la propia motivación, haciendo acopio de las emociones llevando a la
persona a entender, a interpretar y a meditar, aquello que se ha constituido en
creíble, por la contemplación de la idea.
Tercer aspecto, la
educación es un acto creativo, cuando se conduce a la persona a un
discernimiento sistemático, obediente y flexible de la realidad para que
adquiera el sujeto, racionalidad crítica y reconociendo las emociones de otros,
propiciar un análisis equilibrado y justo de las opciones de respuesta de forma
argumentada y narrada, contemplando situacionalmente el hecho real.
Cuarto aspecto, la
educación es un acto creativo cuando, se conduce a la persona, teniendo en
cuenta los anteriores elementos, al actuar con libertad y responsabilidad,
reconociendo sus habilidades y sus virtudes, en la decidida transformación del
sentido de la realidad y de la vida, proponiendo caminar en un horizonte de
bondad y de esperanza solidaria, manteniendo un equilibrio dinámico y emocional
que incentive a pensar, a crear siempre.
Estos aspectos de
conducción requieren que el conducente haya andado este sendero, de modo que
pueda iluminar y responder con claridad a las oscuridades e inquietudes que se
presentaran en el conducido.
Respondámonos a la
tercera cuestión, ¿Que implicación conlleva la generosidad
en la educación?
Determinemos primero el
término generosidad. La generosidad es un componente permanente, peculiar y
distintivo de la naturaleza del ser humano que lo predispone y lo habitúa en
sus intenciones profundas como individuo, de acuerdo con la intensidad y la rectitud
de los propios motivos, a mirar hacia fuera de su yo, a salir de si, a darse, a
encontrarse con el otro dialógicamente, a identificarse emocional y
fraternalmente con el otro, propiciando la empatía, la participación afectiva
frente a la realidad del otro, la compasión frente al sufrir del otro, para
comprometerse con él, solidariamente de forma virtuosa.
Desglosemos esta
definición para hilar fino en relación a nuestra preposición que nos acomete.
La generosidad es un
componente esencial de la naturaleza del ser humano, forma parte genéticamente
de la composición integral de la persona, es una facultad intrínseca y
sustancial de su ser, que se potencia en el ejercicio mismo de esta, la
naturaleza del ser humano es ser dándose.
La persona al ser
consciente de su naturaleza, de su esencia, inquietándose de sí mismo, para
conocerse a si mismo, predispone el ejercicio de la generosidad, prefigurándose
este en un hábito, configurándose como un comportamiento regular que conduce a
la realización perfecta de la actividad humana.
Cuando hay ese reconocimiento
esencial, se conocen las emociones profundas que se traslucen en los motivos
para salir de si y encontrarse con el otro dialógicamente, misericordiosamente,
con las entrañas y por ende, asumir el sufrimiento del otro como propio, pues
su acontecer me acomete, conduciendo a la apropiación desde el yo, de la
responsabilidad por el otro.
Cuando el yo se hace
responsable del tú, surge el nosotros, lo que empuja a la solidaridad, pues yo
soy porque nosotros somos.
Teniendo estos
elementos respondámonos ahora si a la pregunta en cuestión.
La implicación, es
decir el efecto de comprometer la generosidad hacia dentro de la educación,
plegándola a esta, haciéndola levadura entre la masa, conlleva a que la
educación se convierta, en esencia y en potencia, en acto humanizador de la
realidad, otorgadora de sentido al sin sentido, de esperanza a la desesperanza
y a la desilusión.
Cuando la generosidad
engrana con la educación, empieza a surtir efecto el mecanismo de inclusión más
poderoso, coherente y firme, el mecanismo que integra todos los aspectos de la
vida, propiciando la cohesión de ideas, para actuar, cimentada en la libertad y
la responsabilidad, en la puesta práctica del bien común trascendente.
No se logra un bien
común trascendente, si no hay una buena educación, una educación generosa, una
educación sustentada en las peculiaridades y distintivos esenciales de la
naturaleza humana.
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