jueves, 8 de marzo de 2018

Que es la comunidad


Que es la comunidad
La comunidad es el conjunto de personas que se sienten identificadas, reconocidas y que tienen una relación de pertenencia, de influencia, de integración y de compromiso entre sí,  compartiendo problemas e intereses solidariamente, desarrollando una conciencia y facilidad social, fortaleciendo la unidad y la interacción  frente a un objetivo en común, en donde hay obligaciones comunes y reciprocas.
La comunidad se establece, generando un propósito firme de continuidad, desde el acudir, lo cual tiene como trasfondo, la intención libre y voluntaria, surgida a partir de la inquietud y admiración por aquello que se escucha y se contempla, propiciando la confianza.
El trasfondo de la comunidad
La vida comunitaria, es el resultado de la sumatoria de la espiritualidad, junto a la inteligencia emocional, las cuales brindan los elementos de relacionalidad basados en lo común, en la comunión, en la comunicación para llegar a la comunidad.
Lo común, viene de la palabra latina communis, etimológicamente significa, estar junto, estar cerca, y esto implica estar al lado, caminar al mismo ritmo, acompañarse. El prefijo com indica enteramente, sustancialmente, se está cerca, con todo lo que se es, de tal modo que no hay nada que encubra la dinámica de la relación, del encuentro. La palabra munis traduce el efecto de cambiar y mover, de trasladar, de acomodar, desacomodando, dando pasos hacia algo nuevo, hacia algo que manifiesta esperanza, futuro.
Lo común, está relacionado también con la palabra griega koiné que significa pueblo, que a su vez está relacionada con oikia, que significa casa, por tanto lo común es aquello que es doméstico, que es hogareño, que calienta el ánimo y el ambiente, que es enriquecido a su vez por la intimidad, en donde se comparten los secretos y anhelos más profundos de la persona, para robustecerlos y constituirlos.
La comunión es participar unidamente de lo común, con un trato familiar y un interés particular, generando un vínculo emocional, una especie de cadena invisible que existe en la relación cercana entre dos o más personas, en donde se doblan las raíces egoístas e individualistas del sujeto.
La común unión requiere elementos de empatía, de identificación mental y afectiva con el otro, desde el reconocimiento del ser propio, del saber quién soy yo, para dar el paso hacia el quien eres tú, y poder constituir las bases primigenias del quienes somos nosotros, de esta forma se desarrolla una participación, en donde se toma o se recibe parte de algo, involucrándose las decisiones.
La comunión es la propiciadora del dialogo, por el cual a través de la palabra, desarrollada en un discurso racional se comparte y se llega a acuerdos, intercambiando alternativamente posturas o ideas que tienen el efecto de construir, edificándose mutuamente para llegar desde una opinión parcial, a una verdad común, manteniendo los elementos básicos del reconocimiento del otro en cuanto otro y de la disposición para aprender. Cuando se rompen estos elementos básicos se afecta el dialogo, primeramente porque hubo una cerrazón, en donde el dialogo no se alcanzó a efectuar, y segundo porque aquel comenzó pero termino frustrado.
La comunicación es el otro elemento de relacionalidad, para llegar a la comunidad y se constituye en un fenómeno inherente a las relaciones sociales, en donde se comparte información en relación al entorno, siendo un acto propio de la actividad bio-psico-social, en donde prima el pensamiento, el lenguaje y el desarrollo de las capacidades psicosociales de relación. El intercambio de mensajes en el acto de la comunicación permite al individuo influir en los demás y a su vez ser influido. La comunicación es la dinámica de trasmitir ideas y pensamientos, para ponerlos en común, de modo que se edifique la sociedad y se transforme.
La espiritualidad
La experiencia de la espiritualidad, se manifiesta en la realidad concreta del ser humano, en su acontecer diario. Para dar sentido a la vida, esta experiencia, tiene que ocurrir en las situaciones de la vida, florece en medio del cansancio de la vida, en medio de las búsquedas, en medio de los caminos desérticos del existir, en donde prima la esperanza por algo mejor, así sea lo más simple en el camino. Allí donde no hay más que rocas ásperas, que posiblemente hieren pero que también templan el espíritu humano y le dan fuerza y vigor para seguir ascendiendo, allí donde parece que no hay nada, acontecen sucesos históricos transformadores, inauditos y asombrosos que conmueven e inquietan las realidades más profundas y consistentes del ser humano haciéndolo reflexionar, pensar, generando preguntas y cuestionamientos los cuales no tienen una respuesta concreta y esto empuja al hombre desde su deseo de conocer y responderse a sus inquietudes, a aventurar decididamente en la búsqueda de la verdad. Tras esta búsqueda sincera se revela Dios, llamando por el nombre propio al ser humano, reconociendo en él, su identidad, quien es, de que es capaz y de que no es capaz, su realidad total y plena, tomándolo como parte de si, para asumirlo.
El llamado de Dios en la realidad histórica del ser humano, es un suceso histórico, que se convierte en un hito histórico, en donde se genera un quiebre en el existir, en la razón de ser de la persona que ha generado una disposición de escucha, de apertura del ser profundo, desde el asombro y la emoción, permitiendo que otro intervenga en su ser, derribando los muros de división interna, las seguridades profundas, haciendo florecer la libertad interior, desde la cual se responde, reconociéndose y haciéndose presente para asumir este hecho histórico, como realidad histórica personal, en donde sucede una confluencia entre el que llama y el que es llamado, una pertenencia común, entre el que pronuncia la palabra y la escucha, desarrollándose el proceso de identidad.
Este llamado, es pronunciado desde el ser profundo de Dios, desde su esencia primordial, una esencia que es relacional y que por su naturaleza suscita la existencia, penetrando en ella, instalándose en ella, tomando posesión de ella, generando la confianza, la seguridad.
La inteligencia emocional
El conocerse a si mismo es la capacidad de formar un modelo preciso, realista y coherente de uno mismo y ser capaz de usar ese modelo para operar eficazmente en la vida, permitiendo construir relaciones estables, fraternas en donde no prima la competencia individual, sino que libre de ella, ejerce acciones asociativas fundamentales accediendo, desde la toma de conciencia de la propia emoción, a la comprensión de los sentimientos de los demás, la tolerancia a las presiones y frustraciones que se soportan en las situaciones de la vida,  a la incrementación de las capacidades de empatía y habilidades sociales, y aumentar considerablemente las posibilidades de desarrollo social.  
La aplicación de la atención en si mismo, el conocerse a sí mismo reclama tiempo para sí mismo, no egolátricamente, no narcisistamente, sino de una manera que, cuando me involucro con mi yo, puedo reconocer más favorablemente al otro, ya que desvelando la verdad de mí, yo puedo ir al encuentro con el tu, sin escandalizarme de su realidad, apropiándome de su miseria, ayudándole a llevar su historia de una manera emocionalmente equilibrada.
Desvelando la verdad del ser, por medio del conocimiento de sí mismo, se adquiere la capacidad de motivarse y persistir frente a las decepciones, controlando los impulsos y regulando el humor y de esta manera, se evita que los trastornos emocionales disminuyan la capacidad de pensar, de mostrar empatía y abrigar la esperanza.
Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas, tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficientes y eficaces en su vida, ya que dominan los hábitos mentales los cuales favorecen su propia productividad.
Cuando se tiene un claro conocimiento de sí mismo, sabiéndose identificar los problemas y sus raíces atentamente, la persona obtiene una mayor certidumbre con respecto a sus sentimientos, son mejores guías de su vida y tienen una noción más segura de lo que sienten realmente con respecto a las decisiones personales. Las personas que carecen de esta capacidad luchan constantemente contra sentimientos de aflicción, mientras aquellas que la tienen desarrollada pueden recuperarse con mayor rapidez de los reveses y trastornos de la vida.
Pautas para conformar y establecer comunidad.
Primera pauta, escuchar. Conforman la comunidad, quienes saben escuchar la voz del líder, quienes saben captar con atención la idea, generada por el deseo, conducida por la palabra pronunciada, doblegando libremente la voluntad a ella, por causa de la inquietud que genera y el asombro al que induce, para seguirla.
Segunda pauta, seguir. Aquí se da desde la voluntad del oyente por la escucha, el paso para reconocer y concretar el camino por el cual se debe avanzar, asumiendo el riesgo y haciendo acopio de las propias emociones frente al reto que se va a contraer, obedeciendo y teniendo disposición al seguimiento, para convivir.
Tercera pauta, convivir. Es estar con el otro, permitiéndole que identificando e identificándolo, integrando los caracteres de forma armoniosa, sobreponiendo las indecisiones y las dudas para afianzar la certeza de la compañía y construir de forma dinámica, con una alta carga de empatía, el plan estratégico a seguir para conseguir la ejecución del propósito que convoca el hecho de convivir, conduciendo por medio del compartir, el empezar a constituir comunidad con una disposición de comprensión.
Cuarta pauta, comprender. Es encontrar justificados los razonamientos y emociones del otro, penetrando y abrazando el propósito, para comprometerse con él, de forma asertiva, dándole un significado categórico y elocuente, conllevando la seguridad y confianza en el entendimiento, para asumirlo.
Quinta pauta, asumir. Es tomar consciencia clara, de apropiación en la vida, de los elementos de identidad común, que van surgiendo en el transcurrir discursivo del acompañamiento fraterno que se ha venido desarrollando en el tiempo, para responsabilizarse concretamente del logro común, dejándose compenetrar en su trasfondo personal por la característica de la idea inicial y por ende de la personalidad del que pronuncia la idea. Esto conduce entonces a enseñar.
Sexta pauta, enseñar. Es transformar y darle sentido a la vida del oyente de la palabra, liberándolo de la ignorancia, dándole herramientas hábiles, para que el sujeto actué virtuosamente y con responsabilidad, manejando sus propias emociones, construyendo un equilibrio dinámico para saber decidir y saber esperar, proponiendo solidariamente el bien común.
El camino para enseñar: Investigar, ordenar, escribir.
La investigación entonces, es esa fuerza dinámica que sumerge al individuo en la conmoción intelectual, propiciándole el ansia de respirar la verdad de la situación en la que está inmerso, provocando perturbación interna que inquieta y que le da impulso para salir a flote y responderse al porqué de la imagen referenciado por lo otro, su motivo, su razón, que es lo que estimula la percepción intrínseca de la cosa, su trasfondo, su mecánica interna, para así conducir de manera metódica y sistemática a una claridad atenta, inteligente, racional y responsable de la realidad que se observa.
Para que lo investigado redunde por tanto, en el proceso de enseñanza es necesario entonces el ordenamiento de aquello investigado por lo cual, se inclina el deseo y la pasión y se doblega a la ignorancia.
Ordenar lo investigado, conduce a una dinámica contemplativa, que se sucede en el silencio, para escuchar aquello que ha propiciado la inquietud y admiración, considerando la inteligibilidad del sujeto como generadora de una motivación propia, que conduce al acopio de las emociones que se suscitan, al identificar el problema investigado, para así poder entender lo observado y atendido, con el fin de favorecer la credibilidad del saber percibido y asumido, posterior a la búsqueda y lectura confiada del dato inicial problemático y de este modo interpretar transparentemente la idea generada por el dato inicial.
Después del ordenamiento de lo investigado, para que haya una consecuente aprehensión y asimilación del dato investigado que ahora es idea organizada y posteriormente se consolidara como realidad práctica, es necesario por tanto plasmar sintácticamente el hecho, para que sea leído, y esto se verifica entonces en la escritura, en el escribir, elemento fundamental para enseñar.
El escribir es un ejercicio de discernimiento, donde se plasma y se da asiento a la madurez reflexiva, serena y clarividente del conocimiento adquirido por la investigación desarrollada, para penetrar con agudeza y acierto y de manera razonable, la mente, el mundo de las ideas del lector de modo tal que, lo que contempla en la lectura sea un vehículo de admiración, que lo conduzca a la apropiación del dato investigado que es idea, para transformarlo en realidad contextual.
Para escribir se ha de tener la capacidad de juzgar el propio razonamiento en su ordenamiento lógico, no se puede escribir sin antes analizar la idea a plasmar de forma tal que sea consecuente y argumentativa con el dato investigado, esto conlleva a propiciar el respeto a la letra plasmada del escritor, por parte del lector, conduciendo a formalizar de forma enigmática un sentido de fraternidad entre el que escribe y el que lee.
La formalización de este sentido de fraternidad conduce a la apertura de la enseñanza, no se pude enseñar lo que no se plasma, no se pude plasmar lo que no se ordena, no se pude ordenar lo que no se investiga. La enseñanza pues con estos elementos observados y predeterminados brinda una orientación sobre qué camino seguir, señalando el hacia dónde ir.
La vida en comunidad
El acudir, para establecer la comunidad, es un ir con frecuencia asidua, puntual, en donde se manifiesta  el acento de perseverancia, de costumbre, de habito en donde la persona se adapta al grupo social.
Esta adaptación social, implica una adaptación emocional que tiene como ingredientes la conciencia social, la cual se refiere a un espectro que va desde percibir de manera instantánea el estado interior de otra persona a comprender sus sentimientos y pensamientos y a captar en situaciones sociales complicadas, y la facilidad social que se sostiene sobre la toma de conciencia social para permitir interacciones fluidas, eficientes y eficaces.
El acudir a la comunidad, requiere sintonizarse con ella yendo más allá de una empatía momentánea y llegando a ser una presencia completa y sostenida que facilita la afinidad y el entendimiento del otro desde el arte de la atención, a la que corresponde el estilo de hablar y de escuchar.
El estilo de hablar de una persona ofrece pistas sobre su habilidad subyacente para escuchar profundamente, durante momentos de conexión genuina, lo que se dice, será una respuesta a lo que el otro siente, dice y hace. Cuando se está pobremente conectado, la comunicación se convierte en bala verbal: el mensaje propio no cambia para encajar en el estado de la otra persona sino que sencillamente refleja el propio. Escuchar hace toda la diferencia. Hablarle a la persona en lugar de escucharla reduce una conversación a un monologo. Cuando se sabotea una conversación se está satisfaciendo las necesidades propias, sin considerar las de otros.
Se acude a la comunidad principalmente para escuchar, para inclinar la atención y disposición personal, al otro, y esto contempla un entramado psíquico y fisiológico que ayuda a percibir conscientemente, el sentimiento y la emoción de los pensamientos de quien pronuncia una palabra, pues ella es suscitada por un deseo que surge desde una intención profunda que anida en la mente y en el corazón de quien la pronuncia, de tal modo que, al escuchar con atención la palabra pronunciada, se desarrolla un encuentro mutuo con la mente y el corazón, derribándose los muros de división interna, propiciando la transparencia en el trato, generando la amistad.
Cuando se escucha atentamente, se maximiza la sincronía fisiológica, de modo que las emociones se alinean, orientando los circuitos neurológicos para la conectividad, poniéndolos en la misma longitud de onda, desarrollando la precisión empática la cual representa, la base esencial de la sociabilidad.
La sincronía permite deslizarse con gracia a través de una danza no verbal con otra persona, la falta de sincronía, sabotea la competencia social, arrojando las interacciones por la borda. Sincronizar exige, tanto que se lea las pistas no verbales instantáneamente,  como actuar en consecuencia, fluidamente, sin tener que pensarlo.
Se acude también a la comunidad para participar de la enseñanza, pero que es enseñar, enseñar implica brindar una orientación, un conocimiento sobre que camino seguir, para que comprendiéndolo lo asimile, apropie y haga uso de el y se aplica esto al acto que realiza un maestro sobre su discípulo o unos padres frente a sus hijos.
El enseñar conlleva por parte del maestro, el escribir, el dar contorno a las ideas, dándoles forma, de modo que se puedan clarificar con mayor facilidad, pero esto involucra una decisión, afrontando los dilemas, los puntos críticos de elección que generan crisis, dejando de lado y cortando de hecho el miedo a ser juzgado por las ideas expresadas.
Escribir es plasmar, dando forma concreta, real y ordenada, a la idea o apariencia captada, que se posee de un dato testimonial legítimo, de un hecho contextual, que se utiliza en una toma de decisiones, para que sea interpretado y entendido, y esto conlleva observar y atender desde la investigación, percibiendo la duda sobre algo para escudriñarlo, discutirlo y analizarlo de forma que se resuelva argumentadamente.
En la comunidad como elemento del desarrollo humano integral, otro elemento a tener en cuenta es el de la “fracción del pan” que significa, aquella capacidad que da una fuerza y predisposición hábil, de compartir con generosidad lo que se tiene, en hacer partícipes a otros, de los que es de uno, con el fin de que aquellos puedan beneficiarse de los que se posee o se ha adquirido.
De este modo se ejecuta considerablemente la sana convivencia social, en donde se desarrolla una mutua pertenencia colaborativa, solidaria, contrarrestando situaciones desesperadas que desequilibran el ambiente de vida generando preocupaciones y frustraciones.
En esta “fracción del pan” se desarrollan procesos de justicia y de equidad que salvaguardan las estructuras sociales, eliminando todo aquello que genera división e incapacidad de encuentro personal con el otro, lo que conlleva a una economía de comunión, a una economía solidaria en donde los bienes se administran con leyes de familiaridad, elevando el nivel del desarrollo en la persona, sujetando el consumo a la responsabilidad común, manteniendo siempre como centro a la persona, superando la cultura individualista y de competitividad exacerbada, y haciendo crecer la dignidad y la creatividad de toda persona.
El valor central de la “fracción del pan” es el trabajo digno, el saber y la creatividad solidaria y no el capital ni su propiedad que desfigura la imagen del ser humano, convirtiéndolo en un ser pragmático y utilitarista, generador de división y violencia frente a su hermano humano, reproduciendo la desigualdad y los antivalores que conllevan a la pobreza, como fruto de la deshumanización y de la intolerancia, producto de la injusticia y de la falta de expresión fraterna.
El primer criterio de desarrollo humano integral, es la solidaridad, como conducta concreta del compartir, como camino de realización individual y social que asegura un crecimiento común y equitativo donde todos los miembros de la comunidad están invitados a sentirse protagonistas del destino común, organizándose frente a los problemas para poder encontrar soluciones duraderas y estables, siendo todos, verdaderamente responsables de todos, ayudando al otro a que pueda hacerse cargo de su vida, mejorando sus condiciones de vida bio-psico-social.
El modelo de la vivencia comunitaria de la “fracción del pan” permite que todos los integrantes experimenten la hermandad, venciendo los prejuicios y discriminaciones, liberándose de muchas “enfermedades” que disminuyen la capacidad de la comunidad, para vivir la paz y la justicia. Pero este modelo, este proyecto comunitario de solidaridad, no se inicia si no hay primero un cambio de pensar donde lo mío es tuyo y lo tuyo es nuestro, para así, cambiar la forma de vivir, donde cada uno es responsable de la felicidad del otro, saliendo de si mismo para trascenderse en el otro generosamente.
La generosidad es signo de bendición, de humilde cooperación y respeto al otro, que no empobrece, sino que enriquece. Parte de la conciencia de lo tuyo, hacia la conciencia de lo nuestro, santifica al que la da y recrea y redime a quien la recibe, motivando la paz y la justicia, compartiéndola en medio de ser humano.
Esta generosidad, parte de la renuncia del estatus, lo cual conlleva a que las personas renuncien a representar, imponer o poseer un dominio sobre los demás, suprimiendo las fronteras entre arriba y abajo.
Para llevar a cabo esta generosidad, este ejercicio de la “fracción del pan” y generar nuevos paradigmas humanos, basados en la equidad, la justicia y la paz, se requiere una vivencia en la oración la cual le da carácter, cuerpo y forma a la comunidad.
Es de una importancia radical la oración, en el ambiente familiar, laboral, empresarial pues por medio de ella se hace una lectura incluyente y no excluyente de lo que sucedió, de lo que sucede, para que suceda algo propicio. Por medio de la oración se santifican las realidades históricas humanas, dándoles una nueva perspectiva en donde se experimenta realmente la acción de Dios y el deber por el prójimo. El espíritu de la oración en la comunidad no es el desarrollo de una actividad que debiera llevarse a cabo, sino que es el camino que lleva al encuentro continuo con Dios La oración es para la experiencia comunitaria, el camino hacia una vida intensa y consciente y auténticamente fraterna, el camino de trascender el yo, de superar el confinamiento en sí mismo y de dirigirse en apertura hacia los demás.
El espíritu de oración es el camino de encuentro con el Tú divino, Dios, y con el tú cercano, el hermano, lo cual constituye eficazmente la identidad cristiana; es la senda vertical frente al misterio de Dios y la senda horizontal frente al misterio del hombre.
El espíritu de oración que vive la comunidad es un espíritu desinstalador, incomodo, desafiante, cuestionante, que confronta siempre la fe con la vida para que no vallan por caminos diferentes, sino para que se entretejan, elaborando de esta manera una historia contundente enmarcada en el ámbito de la fraternidad y de la solidaridad. La oración auténtica es la que abre al hombre a la acción del Espíritu, una acción que lo conforma a los deseos de Dios y a las exigencias de su Reino, un reino de justicia y de paz, de liberación y de salvación.
En conclusión, la comunidad requiere, para dar frescor al ambiente, embelleciéndolo y purificándolo, la responsabilidad común en un hoy, destinado hacia el futuro, en donde se percibe desde ya, las necesidades de los que están por llegar, permitiéndoles que aquellos disfruten y se alegren con la herencia adquirida en la historia y para la historia.


La investigación como factor de calidad educativa.



Hoy estamos aquí para hablar de un tema fundamental en el arte de enseñar, en el arte de transmitir y generar conocimiento, para ceder la llama que iluminara el horizonte conceptual y cognoscitivo de nuestros estudiantes para que sean seres curiosos, con capacidad de juicio crítico, para entablar posiciones firmes y concretas frente a las convergencias y divergencias que se presentan en el acontecer diario del mundo, que enrutado en un proceso de globalización, exige que se abran preguntas hacia el adónde vamos, y por consiguiente respuestas a ellas.
No podemos seguir involucrando a nuestros estudiantes en el mundo sin generarles inquietud y preguntas, que producen el arte de pensar apoyado en parte en los datos registrados en la memoria, la cual le clama al ser humano, casi a gritos que sea creativo, innovador, sorprendente desde la asimilación del fantástico mundo de las ideas al cual se llega cuando se deja la libertad en el arte de pensar.
Tenemos, como educadores que somos, ayudar a nuestros estudiantes a abrir las ventanas de la mente para que tengan audacia en el pensar, cuestionar, debatir, romper paradigmas, de este modo conducimos a que nuestros estudiantes, generando conocimiento y un conocimiento práctico y no meramente teórico, se formen como pensadores, autores de su historia y destino, con responsabilidad social para responder con audacia y valentía a las coyunturas que se le han de presentar en la vida, que van a ser muchas.
Este tema que deseo compartir con ustedes es el tema de la investigación. La investigación, que como alternativa didáctica orienta la capacidad de formular los cuestionamientos que promueven el desarrollo del pensamiento, conduciendo a formar un sujeto social y cultural que se pregunta por las realidades y su entorno con actitud de búsqueda de razones y explicaciones y, con el interés por construir alternativas para las diversas situaciones que este mundo acelerado y cambiante ofrece.
La investigación, es la acción generada, desde la observación atenta y admirada por parte del sujeto consciente de sí mismo operando, apoyado en la confianza de su identidad profunda, conociendo y manejando sus propias emociones, en la identificación y lectura de un dato problemático inquietante, que conduce a la búsqueda de su raíz para dar solución.
Interesante esta formulación pero deshilemosla, detallando los elementos en los cuales se estructura.
Primer elemento, la acción. La palabra acción está sujeta a la palabra acto que implica poner en movimiento algo, conduciéndolo a un encuentro con una batalla, en este caso con la duda, con aquello que inquieta, que perturba, con aquello que es incierto, que cuestiona y que genera la pregunta por algo.
Segundo elemento, la observación. La palabra observación está relacionada con el prestar atención ante algo, detallando las formas causales que constituyen ese algo, para luego asimilarlo por la abstracción, con la intención  de entregarse a la reflexión sobre el objeto admirado que produce emoción, sacando al observador de su estado habitual, para elaborar una imagen, guardándola para sí. La observación es un encuentro de alteridad, de la referencia al otro o a lo otro, desde la perspectiva del yo, para descubrir y comprender. Es un salir de mi hacia lo otro permitiendo que ese algo se relacione con mi ser y deje huella en mí, plasmando su identidad.
Tercer elemento, el sujeto consciente de sí mismo operando. Esta particularidad definida en el método trascendental de Bernard Lonergan, está constituido por cuatro variables dinámicas que son la consciencia, en donde se observa experiencialmente un dato; la intencionalidad, en donde se entiende inteligentemente una idea generada por el dato; la objetividad, en donde se juzga racionalmente la realidad que conlleva la idea; la trascendencia, en donde se decide responsablemente por lo bueno que está en la realidad de la idea generada por el dato observado. En otras palabras el sujeto consciente de sí mismo operando se resume entonces en el ser atento, ser inteligente, ser racional y en el ser responsable.
Cuarto elemento, la identidad. Es aquel conjunto de característica que hace percibir que una persona es única, convirtiéndola en alguien distinto a los demás, irrepetible, irremplazable. Es conducente al conocerse a sí mismo, a la comprensión de la verdad humana en sí. No es posible comprender al otro si antes no hay una comprensión del yo. La idea que tengo de mi yo es la realidad que los otros perciben.
Quinto elemento, la emoción. Esta surge de un estado afectivo experimentado a partir de una reacción subjetiva generada por un impulso del sentimiento que influye en el modo en el que se percibe la realidad y mueve hacia algo inquietante que lo saca a uno de su estado habitual preparándolo para una acción inmediata con una función adaptativa. La emoción conduce el proceso motivacional que se basa en aquellas cosas que inducen a un individuo a llevar a cabo ciertas acciones y a mantener firme su conducta y que sea asociada a la voluntad y al interés.
La investigación entonces, es esa fuerza dinámica que sumerge al individuo en la conmoción intelectual, propiciándole el ansia de respirar la verdad de la situación en la que está inmerso, provocando perturbación interna que inquieta y que le da impulso para salir a flote y responderse al porqué de la imagen referenciado por lo otro, su motivo, su razón, que es lo que estimula la percepción intrínseca de la cosa, su trasfondo, su mecánica interna, para así conducir de manera metódica y sistemática a una claridad atenta, inteligente, racional y responsable de la realidad que se observa.
La misión educativa en la investigación es conducir y ayudar a los estudiantes a liberarse de la cárcel intelectual, del pesimismo mental, del conformismo conceptual los cuales son serios obstáculos para la superación y logro de las metas. Esta misión conlleva entonces dos elementos de arte, el arte de la interrogación y el arte de la pregunta, pues educar es provocar la inteligencia, conducir a la duda metódica, ya que la respuesta a lo inquietante depende en gran medida de la magnitud de la duda. Los maestros deberían provocar intelectualmente a los alumnos y generarles la duda, exponiendo los temas con frecuentes cuestiones, haciendo parte de su rutina diaria el ejercicio de las preguntas ¿Por qué?¿cómo?¿dónde?¿Cuál? etcétera, permitiendo dejar abierto el tema lo cual promueve un estrés positivo en los estudiantes conduciéndolos a que abran las ventanas de su pensamiento, a que dejen entrar la brisa del conocimiento que cuestiona primero el terreno de la emoción, después entra al escenario de la lógica y por último al terreno de la memoria.
El mejor maestro no es el más elocuente ni el más discursivo, es aquel que suscita y estimula la inteligencia en sus estudiantes, es aquel que los emancipa y los forma con mente libre, ayudándoles a desarrollar la consciencia critica, promoviendo el debate de ideas, estimulando la educación participativa, para que los estudiantes superen la inseguridad, venzan la timidez y mejoren su concentración.
Todos los grandes pensadores fueron grandes cuestionadores. Las grandes respuestas emanaron de las grandes preguntas, cuando uno deja de preguntarse, deja de crecer y su pensamiento se vuelve obsoleto, oxidado. El arte de la pregunta y de la  interrogación es un proceso que debe iniciarse a la edad más temprana y conduce a educar los sueños e invita a soñar cada vez más, generando en la educación un ambiente poético, sublime, agradable.
Este ambiente, conduce al compartir generoso de la emoción intelectual, basada en la confianza de que el otro, captara con pasión aquella luz sublime de la verdad, que anega el ser en su totalidad y lo empuja a testimoniar lo adquirido, a ser luz y reflejo de la verdad conceptual conquistada, batallada y ganada.
Para que lo investigado redunde por tanto, en el proceso de enseñanza es necesario entonces el ordenamiento de aquello investigado por lo cual, se inclina el deseo y la pasión y se doblega a la ignorancia.
Ordenar lo investigado, conduce a una dinámica contemplativa, que se sucede en el silencio, para escuchar aquello que ha propiciado la inquietud y admiración, considerando la inteligibilidad del sujeto como generadora de una motivación propia, que conduce al acopio de las emociones que se suscitan, al identificar el problema investigado, para así poder entender lo observado y atendido, con el fin de favorecer la credibilidad del saber percibido y asumido, posterior a la búsqueda y lectura confiada del dato inicial problemático y de este modo interpretar transparentemente la idea generada por el dato inicial.
El orden exterior provienen del orden interior, de la captación profunda en la responsabilidad de los actos que conduce a la serenidad en el obrar, un obrar metódico, consecuente y estable, que propicia el resplandor del ser en la obra plasmada, sistematizada, brindando seguridad y fuerza transparente permitiendo que el ordenamiento al convertirse en un suceso de eslabones inciten al ser humano a asumir desde la duda, la certeza elemental y organizacional que lo conducirá a apoyarse en aquello investigado, con la calma de un aventurero que contempla la quietud del lago para ver en profundidad su esencia y captar su sentido profundo que lo encaminara paulatinamente a engranar constructivamente, desde los datos previstos, la idea que iluminara su sendero, conduciéndolo a la luz del conocimiento, para entender aquello observado y comprenderlo para asumirlo y posteriormente enseñarlo.
El ordenar los datos de la investigación por parte del investigador, requiere un espíritu de paz, para reflexionar y estructurar anímicamente el conocimiento adquirido, para mostrar elementos de verdad que han de conducir a la unidad, experimentando la alegría de compartir aquello que estaba escondido y que no era claro, convirtiéndose aquello en luz para el que no conoce. El dato ordenado ilumina el acontecer humano motivándolo a encaminarse audazmente a la generosidad de transmitir conceptual y vivencialmente aquello que fue dato y ahora es idea para convertirse en realidad.
Ordenar es encaminar y dirigir a un fin, el dato observado que identifica el problema admirado, generando un propósito teleológico concreto, estructurando un sistema complejo compuesto por varias partes interconectadas cuyos vínculos crean información adicional no visibles antes por el observador, surgiendo propiedades nuevas emergentes que no pueden explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados de los datos, mostrando formalmente el para qué  de aquello.
Después del ordenamiento de lo investigado, para que haya una consecuente aprehensión y asimilación del dato investigado que ahora es idea organizada y posteriormente se consolidara como realidad práctica, es necesario por tanto plasmar sintácticamente el hecho, para que sea leído, y esto se verifica entonces en la escritura, en el escribir, elemento fundamental para enseñar.
El escribir es un ejercicio de discernimiento, donde se plasma y se da asiento a la madurez reflexiva, serena y clarividente del conocimiento adquirido por la investigación desarrollada, para penetrar con agudeza y acierto y de manera razonable, la mente, el mundo de las ideas del lector de modo tal que, lo que contempla en la lectura sea un vehículo de admiración, que lo conduzca a la apropiación del dato investigado que es idea, para transformarlo en realidad contextual.
El escribir requiere un aparato sistemático critico por parte del que escribe de modo que en el escrito se plasme intensamente lo que siente el alma, la razón y el corazón, de forma casi poética y magistral, admirativa de por si en donde se encauza el noble ideal de transmitir la idea para que ella permee los espacios en donde va a penetrar, esto pues conduce, a reconocer diacrónicamente, las emociones de los que irán a degustar a través de la lectura, las posturas presentes en el texto.
Escribir es un acto hermenéutico en donde se inserta intensamente, un vivo proceso de transmisión histórico-conceptual para ser comprendido porque, cuando el lector viviendo en el presente se enfrenta con la idea plasmada en el texto, el horizonte del texto y el horizonte del lector se funden entre sí, de manera que lo que era precomprensión se modifica y se hace comprensión, entrañando una novedad decisiva de conexión entre la interpretación del dato ofrecido a través de la idea plasmada y la proyección de la realidad a desarrollar de esa idea.
La actualización de la idea expuesta textualmente, no es posible sin unos presupuestos que orientan la comprensión y que conducen a la formulación, en el contexto real, de la idea propiciada por el dato investigado y anteriormente ordenado. Estos presupuestos se centran desde la objetividad y la inteligibilidad en la dialéctica, encauzando metódicamente la confrontación de razonamientos y a partir de ellos obtener la verdad, el convencimiento, sobre el algo propuesto que es el dato investigado, transformado en idea de forma sistemática y metódica en el ordenamiento contextual.
Para escribir se ha de tener la capacidad de juzgar el propio razonamiento en su ordenamiento lógico, no se puede escribir sin antes analizar la idea a plasmar de forma tal que sea consecuente y argumentativa con el dato investigado, esto conlleva a propiciar el respeto a la letra plasmada del escritor, por parte del lector, conduciendo a formalizar de forma enigmática un sentido de fraternidad entre el que escribe y el que lee.
La formalización de este sentido de fraternidad conduce a la apertura de la enseñanza, no se pude enseñar lo que no se plasma, no se pude plasmar lo que no se ordena, no se pude ordenar lo que no se investiga. La enseñanza pues con estos elementos observados y predeterminados brinda una orientación sobre qué camino seguir, señalando el hacia donde ir.




Como afrontar los retos de la educación “liquida”.



Hola Buenos días, para esta conferencia me voy a basar en el libro “Los retos de la educación en la modernidad “liquida” cuyo autor es Zygmunt Bauman.
Hoy en la modernidad “liquida” en que nos vemos inmersos de una u otra manera, se identifica el progreso con los atajos, los cuales se conciben como fórmulas de mejoramiento que ayudan a evadir considerablemente, tareas “evitables” y “desagradables” que roban tiempo y no permiten la satisfacción instantánea, pues en la concepción de la modernidad “liquida” ya no es necesario posponer de ninguna manera, la necesidad de satisfacciones, por tanto, la capacidad de espera está siendo eliminada, esperar se ha convertido en una circunstancia intolerable.
Esta circunstancia conduce a desarrollar el síndrome de la impaciencia, considerándose el tiempo como un recurso intolerable, transformándose la demora en un estigma de inferioridad que no privilegia en nada la gratificación instantánea que se desea alcanzar, transformándose la escala jerárquica en relación a la capacidad de reducción del espacio del tiempo que separa el deseo, de la satisfacción.
La transformación jerárquica del tiempo de espera, impacta en la relación del compromiso, considerándose este, como una virtud abstracta inconcebible, quebrándose el sentido de responsabilidad, la disposición a realizar juntos la tarea prevista y prometida. Bajo esta concepción, si uno acepta esperar, será despojado de las oportunidades de alegría y placer, puesto que el tiempo entra a registrase en la columna de débitos, trayendo consigo perdidas y no ganancias.
En la modernidad “liquida” hay una creciente tendencia a considerar la educación como un producto “instantáneo”, antes que como un proceso de desarrollo participativo, en donde se marcha hacia adelante, hacia un propósito determinado y trascendente a partir de algo. Cuando en el mercado consumista de perfectibilidad se consigue la educación como producto mercantil y no como proceso vital, como una empresa continua que dura toda la vida, se consigue completa y terminada en un breve espacio de tiempo aflorándose el apetito instantáneo de conocimiento con su resultado de indigestión intelectual, en donde no se pueden digerir las ideas, sino eructar las inspiraciones emotivas que no poseen un asidero firme, convirtiéndose en ideas subjetivas.
El apetito de conocimiento debe hacerse gradualmente más intenso a lo largo de toda la vida a fin de que cada individuo continúe creciendo y sea a la vez, una mejor persona. A lo largo de la vida los presupuestos conceptuales se van perfeccionando, van adquiriendo un mayor realce y envergadura consistente, conduciendo a proposiciones asertivas, llenas de reflexión y sabiduría, y no solamente de un conocimiento tecnicista puntal, propiciando respuestas sistémicas a las problemáticas coyunturales que presenta el ser humano en todas las dimensiones de vida. Hoy la educación se concibe como una adquisición única en vez de considerarla una búsqueda continua. 
El conocimiento, con anterioridad a la modernidad “liquida” tenía valor, puesto que se esperaba que durara, no que fuera perenne, pero sí que diera solidez a los presupuestos humanos de vida social, a los presupuestos que conducían a entablar de forma simple pero firme, el dialogo constructivo entre las ciencias del conocimiento. La educación debía encararse como la adquisición de un producto que podía y debía atesorarse y conservarse durante un largo espacio de tiempo en la historia. En el mundo de la modernidad “liquida”, la solidez de las cosas, como ocurre con la solidez de los vínculos humanos, se interpreta como una amenaza, pues cualquier compromiso a largo plazo augura un futuro cargado de obligaciones que restringen la libertad de movimiento por eso, la perspectiva de cargar con una responsabilidad de por vida se desdeña como algo repulsivo y alarmante.
La incapacidad de compromiso resuena en la incapacidad de relación histórica con el otro, pues esta, abarca elementos culturales que entretejen las dinámicas sociales y las proyectan desde el presente hacia el futuro, y si hay incapacidad de compromiso hoy, se refleja en la incapacidad de futuro sugiriendo un presente espumoso, fluctuante al devenir de la historia sin proyecto alguno.
La fluctuación del presente “liquido” se puede correlacionar con el mundo de la opulencia, considerando que esta puede medirse, no tanto por las cosas que se fabrican, se venden y se compran cada día, sino antes bien, por las cosas que se tiran diariamente para dejar lugar a las nuevas. La alegría de deshacerse “hoy” de las cosas es la verdadera pasión de nuestro mundo ya que la capacidad de durar mucho tiempo, con perspectiva de futuro y servir indefinidamente ya no juega a favor de un producto. El consumismo de hoy no se define por la acumulación de las cosas sino por el breve goce de estas. Esto conduce a un torbellino de cambios en el universo del conocimiento que se ajusta entonces al uso instantáneo y se concibe para que se utilice una sola vez.
Los conocimientos listos para el uso instantáneo, e instantáneamente desechables, resultan muy atractivos, esto presupone el encogimiento del lapso de la vida del saber el cual esta exacerbado por la mercantilización del conocimiento y el acceso al mismo. Hoy el conocimiento es una mercancía y se incita en las políticas educativas neoliberales y capitalistas a seguir formándose en concordancia con el modelo de la mercancía que instaura, la dinámica de mercado capitalista. El destino del conocimiento como mercancía es perder valor en el mercado velozmente y ser remplazado por otras versiones nuevas y mejoradas que pretenden tener nuevas características diferenciales. Es frecuente encontrarse por tanto, con la idea de que la educación no es un producto para atesorar, conservar y proteger, lo contrario a esta idea produce una perspectiva aterradora.
El mundo tal como se vive hoy, parece más un artefacto proyectado para olvidar que un lugar para el aprendizaje, pues la forma fluida de montar y desmontar el conocimiento es la mejor que se ajusta a la percepción que se tiene del mundo, un mundo múltiple, complejo y en veloz movimiento y por lo tanto ambiguo, enmarañado y plástico, incierto, paradójico y hasta cautivo, que no permite espacio para la interacción de consolidación de ideas y proyectos, pues estos requieren pausa y una visión a futuro lo cual choca evidentemente con la prisa y el inmediatismo. El conocimiento se ha convertido en un conocimiento desechable de usar y tirar, y esto en profundidad es usar y tirar como desecho la carga histórica y cultural que a lo largo del tiempo y como herencia humana viene asentada en las ideas que construyen el aparato epistemológico del conocimiento. Cuando el conocimiento se vuelve efímero, se vuelve efímera ha historia y por ende imprevisible el futuro.
La “liquides” de la modernidad conlleva a que, cuanto menos sólida y alterable sea una organización tanto mejor. Hoy se presenta como preceptos de la efectividad y la productividad, la negativa a aceptar el conocimiento establecido y la renuncia a guiarse por los antecedentes y la sospecha que despierta la experiencia acumulable. Cuando la reflexión humana se establece en presupuestos que pretenden establecer la superación de lo establecido y lo acumulable, se convierte en una reflexión que desliga el carácter histórico, ese carácter que estructura la identidad cultural y da cohesión al grupo humano, induciéndolo a la búsqueda del bien común. Cuando los preceptos de efectividad y productividad se sustentan en el hoy inmediato, soportado en la competitividad, el consumismo y el individualismo, el futuro se hipoteca, pues este se comporta como una estructura dinámica que avanza de acuerdo a la interacción del pensamiento humano, superando las propias defensas y los argumentos excluyentes y no colectivos considerando el todo como la conexión de las partes, considerándose por tanto el desarrollo solido e inalterable de la visión en conjunto del todo social.  En un mundo volátil como este en el cual casi ninguna estructura conserva su forma el tiempo suficiente como para garantizar alguna confianza y cristalizarse en una responsabilidad a largo plazo, andar es mejor que estar sentado, correr es mejor que andar.
En un sentido de educación duradero y que esperaba continuar siendo duradero y apuntaba a hacerse aún más duradero, la memoria era un valor positivo, pues esta se relacionaba con la identidad individual y colectiva que da consistencia histórica y desarrollo al nosotros social. La memoria es esa función que permite orgánicamente codificar, almacenar y recuperar la información del pasado por medio del proceso del recuerdo, en donde se evocan contextos pasados que consolidan y le dan forma significativa al aprendizaje comprendido y asumido. Hoy una memoria sólidamente atrincherada parece potencialmente inhabilitante, engañosa e inútil, pues todo aquello que da consistencia, cohesión, perdurabilidad, seguridad, está en contravía con el sentido metamórfico y camaleónico de la educación que busca ajustarse a los dramáticos cambios que ocasiona el océano de información cada vez más veloz, cada vez más sutil y cada vez más etéreo que no soporta la forma interiorizar reflexivamente el conocimiento pues esto requiere tiempo y va en contravía con la prisa con el afán epistemológico del mundo de hoy. En nuestro mundo volátil de cambio instantáneo y errático las costumbres establecidas, los marcos cognitivos sólidos y las preferencias por los valores estables, se convierten en desventaja.
Para el mercado del conocimiento toda lealtad, todo vínculo inquebrantable, todo compromiso a largo plazo son un obstáculo que hay que apartar enérgicamente del camino pues estos, actúan como contrafuerte a las insinuaciones mercantilistas del conocimiento propiciado por parte del capitalismo el cual, sueña no solo con ampliar el territorio en el que todo objeto es una mercancía, sino que también procura expandirlo en profundidad a fin de abarcar los asuntos privados e incluirlos en categorías de mercancía, fracturando a compresión lo que sujeta a la identidad social dándole cohesión y consistencia, con el fin de generar un estado licuoso de las cosas para que ellas pierdan su categoría, su fortaleza e identidad, elaborando un estado propicio para imprimir categorías sujetas a una categoría fundamental que es codificada por el mercado capitalista del conocimiento que se sustenta en la inmediatez.
En el estado actual “liquido” de la modernidad la receta para la modernidad es “ser uno mismo”, no ser como todos los demás, primando la categoría del egoísmo, del individualismo y la competencia, conduciendo a que lo que mejor se vende es lo diferente y no la semejanza, quebrándose el sentido de solidaridad, de responsabilidad común pues esta no aflora en la categorización de lo diferente, sino en la categorización de lo semejante, de lo parecido,  del sentido de la esperanza, del sentido de la confianza en el otro, pues el otro es semejante, no diferente.
Tener conocimiento y aptitudes adecuadas para el empleo se puede considerar una desventaja frente al factor de las ideas insólitas, proyectos excepcionales nunca antes sugeridos por otros y sobre todo la propensión a marchar solitariamente por caminos propios. El conocimiento es impugnado por la inspiración que ambicionan los hombres y mujeres de la modernidad “liquida”. Quieren tener asesores que los enseñen como marchar, antes que maestros que les aseguren que están recorriendo la única carretera posible. Estos consejeros harán de reprochar probablemente la pereza o la negligencia de sus clientes, antes que su ignorancia y les enseñaran el “cómo saber vivir”, antes que el “saber” a secas, en el sentido de sabiduría, ese saber que los educadores ortodoxos imparten a sus discípulos y que saben transmitir muy bien.
La modernidad “liquida” se conmueve frente a lo insólito, de aquello de lo que esta fuera de lo común, de aquellas situaciones que desacostumbran, de aquellas cuestiones extrañas que rozan con lo ridículo e inesperado, se fija en aquello deslumbrante que a larga no permite ver con claridad, pero se fija en esto, en lo “excepcional” nunca antes visto, ni imaginado que acaricia la ambición soberbia de querer sobresalir a como dé lugar, de querer ser el primero a pesar de todo sin importar a quien hay que aplastar y para esto se necesita el entrenamiento corporativo, ya no se necesita el discernimiento ni la sabiduría, sino un buen coach que lo “guie” por el camino de la “luz”, mostrándole el cómo ser superior y que tapa sutilmente, la necesidad egolátrica e individualista de ser diferente y no semejante.
En el frente educacional de la distribución del conocimiento lo desconocido ha cambiado de posición, ha pasado del mundo que era demasiado vasto, misterioso y salvaje, a la galaxia nebular de la imagen, que es pura y sencillamente inadmisible, en donde la información misma ha llegado a ser el principal sitio de lo desconocido, hoy lo que aparece demasiado vasto, misterioso y salvaje es la información misma, dando lugar a la particularización del conocimiento, el cual se hace asequible a un grupo humano particular que conduce a la privatización de la educación, pues ella ha de llegar privilegiadamente, a aquellos que apoyados en la nebulización de la imagen social y encaminados pragmáticamente por la línea del consumismo y del capitalismo aprueban sutilmente el bien propio sobre el bien común, trastornando el sentido de la educación, convirtiéndola en agente  de inequidad y desigualdad, generadora no de riqueza y desarrollo, sino de pobreza y subdesarrollo.
En la modernidad “liquida” todo está aquí, accesible ahora y al alcance de la mano y sin embargo, insolente y enloquecidamente distante, obstinadamente ajeno, más allá de toda esperanza de ser comprendido cabalmente alguna vez, en consecuencia, el futuro ya no es un tiempo que se persiga, pues solo aumentaría las complicaciones presentes, acrecentando exponencialmente la inútil y sofocante masa de conocimiento, impidiendo la salvación que seductivamente ofrece. La masa del conocimiento acumulado ha llegado a ser el epitome contemporáneo del desorden y el caos. En esa masa se han ido derrumbando y disolviendo progresivamente todos los mecanismos ortodoxos de ordenamiento: temas relevantes, asignación de importancia, necesidad de determinar la utilidad y autoridades que determinan el valor. La masa hace que sus contenidos parezcan uniformemente descoloridos. Se puede decir que en esa masa cada pizca de información fluye con el mismo peso específico.  
Para concluir podemos ir diciendo que en ningún punto de inflexión de la historia humana los educadores debieron afrontar un desafío estrictamente comparable con el que nos presenta la divisoria de aguas contemporáneas. Sencillamente nunca antes estuvimos en una situación semejante, aun debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información, con una pizca de formación, y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo. Como educadores somos unos gladiadores, a la vista del mundo, unos dinosaurios en vías de extinción.
Muchas gracias por su amable escucha. Dios los bendiga.


 





martes, 7 de noviembre de 2017

Duc In Altum


Lc5,1-11

Rema mar adentro....
(Duc in altum....)


"Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.» Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.» Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.» Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron." 

Que dice el texto.

Jesús estaba a la orilla.... la gente se agolpaba sobre él....para oír la Palabra de Dios
El lago de Genesaret es signo de vida, de esperanza, de comunicación, de movimiento, es tan inmenso, que desde una orilla no se puede ver la otra, es impetuoso, genera gran asombro y admiración, es inquietante y para los pueblos que viven al rededor es un tesoro, un valuarte, que genera seguridad y una gran herencia. Este lago es imagen de lo trascendente, de lo esencial, de lo profundo, de lo misterioso, de lo eterno, y Jesús estaba a la orilla, como mediador entre lo invisible y lo visible, de un modo transitorio, como testigo de lo evidente, claro y patente en donde no hay espacio para la duda , la eternidad. Con Jesús en la orilla, la gente visibilizo admirada e inquietante, el signo de la vida, el signo de la esperanza a la cual no se le interpone orilla ni limite alguno y que responde a todas las preguntas humanas, superando de forma admirable la situación del hoy, imprimiendole carácter de mañana. Ante lo que veían, la gente se agolpaba, se juntaba, se acercaba, se rozaban unos con otros en medio de sus sufrimientos, penas y alegrías sintiendo la emoción de estar cada vez mas cerca de aquella voz, de aquella mirada, de aquellas manos, de aquellos pies, de aquel cuerpo, de aquella persona que transmitía a Dios y que era Dios. Podemos comprender poco el ansia de estas personas por tocar a Jesús, por escucharlo, por estar con él y no dejarlo ir. La gente sabia ya del poder de su Palabra, de la intención de su mensaje, de su deseo y por eso la gente se agolpaba. 

....cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago.
Jesús se da cuenta que la multitud es aplastante y que tiene que retirarse un poco antes de que lo aplasten por eso ve dos barcas que estaban a la orilla del lago, dos barcas en donde se expresa el trabajo humano, dos barcas impregnadas del cansancio y la fatiga humana, pero igual de las esperanzas y de las alegrías, dos barcas en donde se ha cumplido una faena, dos barcas que protegen la vida y llevan el sustento a la gente. Dos barcas que muestran el trabajo en equipo y que dejan entrever la importancia de la compañía, dos barcas que expresan el sentimiento solidario del espíritu humano, dos barcas que se apoyan en su mutuo atrevimiento para sondear el lago, para ir a las profundidades de el y soportar las embestidas de las olas en la faena de la pesca, dos barcas que se auxilian, dos barcas que saben acompañarse. Dos barcas que hacen superar los egoísmos, dos barcas que construyen el nosotros superando todo sentimiento de competencia e individualidad.

Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
Los pescadores, el grupo de pescadores, el grupo que enfrenta con valentía la gran faena de la pesca, el grupo que de madrugada, en medio de rayar el alba, se junta y se acompaña y que ayuda a sostener las redes del otro, que ayuda a sacar a flote la riqueza del otro compartiendo su propia riqueza, llenando las barcas de manjares exquisitos que darán sustento a mucha gente y aplacaran el hambre y la necesidad de los cercanos y lejanos. Ellos lavaban las redes comentando en medio de su cansancio y fatiga, el resultado del día y preparando desde ya una nueva faena para el mañana en medio de ilusiones y esperanzas que conllevarán a superar los resultados del hoy.

Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra....
Jesús sube a una de las barcas, escoge la de Simón. Jesús elige, él decide y decide por Simon. La elección y la decisión de Jesús cambio dramáticamente la vida de Simón. Las elecciones y decisiones de Jesús cambian dramáticamente la vida del ser humano. La decisión de Jesús le dio realce al nombre de Simón, permitió que los otros lo identificaran a él, permitió que él fuera el primero en empujar la barca, fuera el primero en lanzar los destinos de la Iglesia al mar del mundo, así fuera un poco. Pero este poco, fue significativo, porque acerco a la gente que se agolpaba, a los primeros límites de la eternidad, a los primeros límites del cielo. La decisión de Jesús propicio también que el gentío ingresara un poco al mar, de pronto con miedo, de pronto con atrevimiento, de pronto con inquietud, pero en esa inquietud, atrevimiento y miedo empezaron a descubrir la eternidad, el cielo.

 .....y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 
Jesús se sienta y con la autoridad de maestro, enseña, pero al estar un poco retirada la barca de la orilla se ve un poco zarandeada por unas pequeñas olas y en este zarandeo Jesús otorga su mensaje, hace audible la Palabra del Padre. Jesús enseña la Vida a pesar del zarandeo de la vida, el quiere sueltas las amarras, el quiere sueltas las seguridades que sujetan al hoy para poder conducir al mañana, no desconoce el zarandeo pero lo transforma. Jesús enseña desde la barca, Jesús enseña desde la Iglesia, a pesar de que esta se vea un poco zarandeada por los que no están aun en ella. Jesús da su enseñanza a la muchedumbre a pesar del zarandeo.  

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Cuando acabo de hablar Jesús, dijo; cuando acabo de enseñar, ordeno. La enseñanza de Jesús termina en una orden, una orden precisa, entendible, comprensible que se obedece. Ante la orden de Dios no cabe mas que la obediencia, la orden es simple, la obediencia ligera y solo la ejecuta quien ama, quien confía, quien espera en el Amor que procede de la Verdad, quien tiene humildad para acogerla y sencillez para ejecutarla. Jesús le dijo a Simón, Jesús le dice a la Iglesia, rema mar adentro y echad vuestras redes para pescar, rema, esfuérzate, anímate, decídete y empuja hacia adelante la barca, la Iglesia, rema a pesar de tus cansancios y frustraciones, a pesar de tus dudas y perplejidades, rema. Simon por su obediencia supero su razón, lo razonable era el saber que aquella hora del día no habría pescado, se sabia que el pescado ya se había sumergido a las profundidades del lago y que no seria tan eficiente intentar la pesca porque no se lograría lo esperado, pero Simón ante la autoridad de Jesús obedece, fue atento y supo escuchar, no solo oír, sino captando, analizando y pensando bien lo que había visto y escuchado, puede discernir y tener la libertad de escoger lo que debe hacer y esta obediencia lo hace ir mar adentro, no particularmente donde esta el zarandeo, sino donde estan las fuertes olas, la profundidad, la grandeza donde no hay seguridades de que sujetarse, solamente la seguridad de la autoridad de la orden pronunciada por Jesús. Jesús no ordena quedarse en la orilla, ordena ir mar adentro a enfrentar con valentía los retos de la vida aun cuando el sol pleno con su calor fatigue y estando mar adentro echar la red para pescar y echar la red a esa hora significo salir de lo lógico, lo lógico era no haberse aventurado, lo lógico es no lanzar la red que con tanto esfuerzo entre todos ya habían lavado, pero la autoridad de Jesús, supera toda "lógica" humana, supera todo juicio de valor, supera toda comodidad humana. La autoridad de Jesús es retadora, mide nuestra capacidad, es provocativa, desafiantes y ante esta autoridad el hombre que ha visto su obra y que ha escuchado su palabra "sucumbe" y asume con total confianza y abandono el reto, lanzando la red en la voluntad de Dios sin saber que esperar, sin saber que resultado se va a obtener. 

Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.
El sucumbir ante la voluntad de Dios trae humanamente reparos, quejas, murmuraciones y aqui esta el inicio de la respuesta de Simón, "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada...." y tenia razón, como buen conocedor del arte de la pesca tenia razón, había bregado toda la noche, se había esforzado en el que él pensaba como el tiempo oportuno, y no había alcanzado nada y se sentía frustrado, cansado, agobiado, desanimado y estupefacto al sucumbir ante la orden de Jesús, a sabiendas que en medio de la mañana, casi al mediodia para nada era el tiempo oportuno de pescar porque los peces se habían ya marchado, se habrian profundizado y era muy dificil, casi imposible una pesca a esa hora, pero, poniendo a prueba la autoridad de Jesús, asumiéndola como un reto y apoyándose en la expectativa culmina su respuesta " en tu palabra, echaré las redes" en tu palabra, porque ciertamente sabría a quien echarle la culpa de un trabajo ineficaz, de un asunto que para un "buen conocedor" del arte de la pesca es ilógico, disparatado e incoherente y que no va a llevar a nada, pero, librándose de responsabilidades, echa la red apoyado en la palabra de Jesús. 

Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
Y, haciéndolo así, Simón obra apoyándose en la autoridad de Jesús, obra obedeciendole a pesar de que guardaba para si sus dudas, a pesar de sus incertidumbres obedece y hace lo que le ordena Jesús, pero que pasa, que sucede, que acontece tras el actuar en obediencia, sucede lo inaudito, lo increíble, sorprendente y extraño, algo que en sus tantos años de pesca no había siquiera imaginado, algo que deja por el suelo sus razones y sus juicios, su lógica, pescaron gran cantidad de peces, no es solamente una cantidad de peces, es una gran cantidad de peces. El actuar en obediencia supera "nuestras cantidades", nuestras proporciones y medidas, nuestros comunes denominadores que asignan medidas a las cosas. El actuar en obediencia a la palabra de Jesús rebasa y sobrepasa toda ilusión, todo proyecto, toda lógica. La respuesta que da Jesús a la obediencia no es una "cantidad" es una "gran" cantidad colosal, épica e imponente, llena de sublimidad colosal, que cambia el carácter y que modifica el proceder de quien experimenta la respuesta. Las redes de Simon amenazaban romperse en el tiempo que el menos pensaba, en el tiempo menos preparado para él, pero era el tiempo mas pensado y mas preparado por Dios, para en medio de las incertidumbres, manifestar su poder, su dominio, su autoridad de forma tal que no cabe espacio para la duda del hombre, el poder de Dios se ve evidente, tangible, concreto, se ve palpable e indiscutible, obvio, patente, inequívoco.

Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda.
Ante lo patente y obvio que contempla Simón con sus propios ojos y que supera sus fuerzas y resquebraja todos sus paradigmas no caben palabras, es tanta la admiración, es tanta la emoción que las palabras de Simón no pueden abarcar ni interpretar lo sucedido por eso él, con movimientos apresurados, expresa a sus compañeros lo que ha sucedido para que vinieran prontamente en su ayuda y pudieran degustar ellos también del milagro acontecido, Simón llama a otros para que disfruten también del poder de Dios, para que disfruten del indiscutible amor de Dios, para que experimenten la alegría de haber echado la red en su nombre, para que se regocijen y perciban los frutos de la obediencia a la palabra de Jesús. Los milagros de Dios no son para custodiarlos personalmente, son para compartirlos y para que muchos disfruten de ellos. El poder de Dios sobrepasa individualidades, el poder de Dios llama al compartir y a la solidaridad. El poder de Dios acerca, une, junta, consolida en un solo cuerpo a muchos miembros.

Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
La experiencia en la vida del poder de Dios congrega, reúne, acerca lo disperso con un fin determinado, llenar todo de Dios, rebosar todo de Dios. Los peces llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Dios sobrepasa los limites humanos y este sobrepaso es evidente, no es una idea, no es una intención, es un acto evidente. Los frutos de la obediencia a Jesús son inimaginables, tan amplios, que requieren de todo nuestro esfuerzo para compartirlos, de todo nuestro esfuerzo para alegrar a otros, para animarlos y sembrarles esperanza.

Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.» Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. 
Ante el poder de Dios, la respuesta humana es la adoración, es el reconocimiento de su santidad. Al ver Simón la acción de Dios, al contemplarla, dejándose compenetrar por ella totalmente en un instante de amor inabarcable, Simon empieza a asumir un nuevo carácter, una nueva identidad, un nuevo nombre que lo distinguirá y le dará cualidades impensables en ese momento, Pedro. Ante el reconocimiento de la santidad de Dios sale a flote el reconocimiento de la pobreza humana con todas sus angustias, miedos e incertidumbres, con todas sus incapacidades, con todos sus pecados y que empuja a la condición humana a no verse digna, pura ni santa ante el que es Puro, Digno y Santo. Ante el que Es la Verdad, se descubre la verdad, Dios ilumina la realidad del hombre, no para juzgarla, sino para que el hombre al reconocerla y admitirla, tome la decisión de no continuar en ella. El reconocimiento de Simón Pedro, como hombre pecador nos ayuda a entender el poder de la humildad, el poder de reconocer la superioridad de Dios y nuestras propias limitaciones. El "soy" que pronuncia Simón Pedro abarca la totalidad de su ser, su individualidad, su ser estar ahí y ahora, significa un salir a flote de sus paradigmas, de sus intenciones y proyectos y un resquebrajamiento de ellos ante lo absoluto, ante el que Es Absoluto. Al decir "soy" surge una comparación sin igual con el "Tu eres". Ante el "Tu eres" absoluto, el "soy" queda cegado. La realidad del "soy" se ilumina bajo la fuerza absoluta y luz radiante del "Tu eres". Ante el amor de Dios, el asombro se apodera del hombre, cambiando la conmoción por fascinación y entusiasmo que llena y plenifica, que rebosa, conduciendo a que el alrededor se llene de alegría para que otros, llamados a compartir también la experiencia, se decidan a la adoración y a la humildad. 

Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron." 
Ante el signo de adoración y humildad del hombre ante Dios, Dios pronuncia una palabra que resuena con tal fuerza, que da un nuevo sentido a las cosas, que da un nuevo sentido al vivir, que da un pleno sentido al existir, dándole un carácter indeleble, imborrable, un carácter para siempre, que perdura por siempre y que conduce a experimentar la eternidad desde ahora. Jesús dijo a Simón no temas, no tengas miedo, no te angusties, no te desesperes, aqui estoy YO. El "no temas" lleva de por sí el "aquí estoy YO". No temas que yo te protejo, no temas que yo estoy contigo, no temas que conmigo vas, no temas que yo te llevo de mi mano. "Desde ahora seras", desde ahora, el instante de Dios es ahora, la nueva creación es ya, la determinación eterna de Dios se da en el ahora, el ahora es la determinación eterna de Dios, el "ahora" abarca el pasado, el presente y el futuro. El "desde ahora" es el ya de Dios, el desde ahora es la puerta que comunica la eternidad de Dios con lo limitante del ser humano. Escuchar el "desde ahora" es experimentar el abrigo eterno de la misericordia de Dios, es poder descansar en su proyecto, en su plan de salvación. Desde ahora "seras", este "seras" es diferente a otros serás, porque va acompañado de un "desde ahora". Este "serás" tiene carácter irrevocable, es constitutivo y constituyente de una nueva personalidad, de una nueva identidad que perdurara mas allá de los limites del tiempo y del espacio, dándole un nuevo concepto a la historia. Ante esta experiencia no hay más respuesta que dejarlo todo por El y seguirlo.  

     



































  

Jn17,1-26